sábado, 25 de noviembre de 2006

El fenómeno de las rotondas

Las rotondas en Sanchinarro son especiales. Algunas de ellas son especialmente grandes. El premio se lo lleva la rotonda del edificio del agujero. ¿Qué pondrán en el futuro en el centro de esta rotonda, de tamaño considerable? Quizá quepa otra urbanización con piscina y padel... El problema será acceder a ella. Tendrán que poner un túnel subterráneo como en la Plaza del Arco de Triunfo en París porque atravesarla andando puede ser un suicidio a pesar de la existencia de los pasos de cebra.
Lo más curioso de las rotondas en Sanchinarro es que las normas de circulación son distintas al resto de rotondas del mundo. Cuando un coche quiere entrar en una rotonda de Sanchinarro, no es preciso ceder el paso a quien esté en ese momento dentro de la rotonda. El coche podrá adentrarse en la rotonda, despacito y mirando al coche que que se avecina como diciendo: "Oye que estoy entrando, pero no te preocupes que entro por aquí por la derecha, y no molesto". Claro, como las rotondas son anchas, cabemos todos.
Los más atrevidos no hacen ni eso. Vienen a velocidad M-40 y atraviesan la rotonda esperando que haya suerte y no venga nadie. Esto es menos gracioso y más peligroso, esperemos por el bien de todos que estos conductores algún día aprendan a conducir.

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